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Hace muy poco leía en un periódico acerca del estilo de vida de los qataríes, que representan una porción de 250 mil personas dentro de una nación de casi 1.6 millones de habitantes.

Lo que se dice respecto a los qataríes es impresionante, o lo es al menos para mí que provengo de otra cultura, donde la comida es un medio para subsistir pero no un arma de manipulación moral como sucede en estos países, donde quién no come, ofende a los demás.

Lo más terrible de todo, es que más de un 50% de los qataríes es obeso desde niño y a nadie parece importarle. Los qataríes desayunan, almuerzan, meriendan y cenan y cada vez que visitan a alguien deben comer, y no hablamos de poco, sino de fuentes llenas, que se comparten entre varios.

La comida no es nada light tampoco, y lo peor es que los qataríes se han ido adaptando a la comida rápida por la noche, a modo de cena. Hacer ejercicios es una cuestión inviable en un lugar donde las temperaturas alcanzan fácilmente los 40 grados celcius. Doha tampoco es una ciudad como para caminar, por lo tanto, todo atenta contra la vida sana, principalmente la cultura.

Y eso que todavía no hemos hablado de la costumbre de casarse entre parientes, costumbre tradicional que ha pasado de generación en generación y que ha sido la causa de un alto índice de enfermedades congénitas. El problema al menos se habla, pero nadie se atreve a enfrentarlo y la insana tradición continúa…¿qué les hará falta para darse cuenta que a ese ritmo ellos mismos se condenarán a debilitar su propia especie?…

Vía: mer, Foto: flickr

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