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Cuando la FIFA le concedió la Copa del Mundo 2022 a Qatar, había incredulidad generalizada, pero la oferta fue sólo un paso más del ambicioso emirato para convertirse en un actor global, incursionando no tan sólo en el deporte, sino también en lo cultural, realizando eventos como el Festival de Robert de Niro con su nueva película.

Qatar, es el país más rico del mundo, debido a sus reservas y su desarrollada industria de petróleo y gas. Ahora este país se hace protagonista en el mundo con la Copa Mundial 2022, lo cual ha despertado no sólo comentarios de gente muy crítica, sino también las envidias, y por lo mismo, el país hoy trabaja en preparar su infraestructura para recibir a la gente que llegue por el Mundial, además de generar las condiciones propicias para que todo funcione correctamente con la gente que llega a trabajar al país desde el extranjero, aunque yo no creo que ningún trabajador foráneo tenga motivos para quejarse, ya que cuando uno decide irse a trabajar a otro país, tiene que asumir también ciertos costos personales, y a nadie se le obliga a estar donde no quiere, ¿no creen?.

Qatar hoy quiere ser también un epicentro de la cultura, para lo cual, se han organizado festivales de cine, nuevos museos, se ha restaurado la arquitectura histórica y se han puesto en marcha proyectos que pretenden imitar la fama y prestigio de museos tan conocidos como el Louvre y el Guggenheim, aunque con sus propias versiones. La enorme inversión en cultura ya se va haciendo notar y también se va notando el cambio de mentalidad, que va dando paso garantizar la libertad de expresión y acabar con la discriminación hacia la mujer, aunque la homosexualidad todavía continua siendo ilegal.

Vía/ Guardian

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